Casi al entrar el invierno de 1983, el domingo 12 de Junio, tres muchachos subieron de paseo al Cerro El Membrillar que se eleva inmediatamente al norte de Peñablanca, junto a la comuna de Villa Alemana, en la Región de Valparaíso.
Mientras dos de los jóvenes inhalaban neoprén, el tercero, llamado Miguel Angel Poblete molesto – según él – porque sus amigos lo habían engañado, se separó unos pasos, dedicándose a observar el paisaje de lomas y quebradas cubiertas de verde.
Repentinamente una luz insólita lo deslumbró: “una nubecita brillante giró sobre un espino a mi lado” dijo en entrevista de prensa. Asustado, corrió pero una voz suave y cariñosa, lo detuvo. Miguel, Miguel Angel. Según su propio testimonio, se volvió sobre sí para descubrir, de pie sobre el arbusto, sin zapatos, una Joven hermosísima. Sobre los hombros lleva un manto azul; cubriéndole la cabeza un velo blanco; colgando de su cintura un Rosario. “Ella es atrayente, amable, preciosa” la describiría posteriormente.
Así se inician las revelaciones de Peñablanca que transcurrieron durante cinco años, hasta el 12 de Junio de 1988, manifestándose gran parte de ellas en este sitio pero también esporádicamente en Villa Alemana, Quilpué, Ocoa, y Santiago.
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